
castillos en la mar
castillos de nubes
castillos de verdad
si traes cubo y pala ya sabes por donde empezar, cuenta con mis manos para jugar.
Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve, que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en la agonía.
Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.
Luis G. Urbina
P:D (son viloletas... pero como ya dije, mi cámara se resiste a algunos rojos, y yo no me resisto a enseñaros las cosas bonitas que me voy encontrando... bueno... no todasssssssssssss)
Te quiero regalar un poema...
Un poema en el que envuelvo mi alma ,
Un poema en el que pego mis sueños para que cuiden los tuyos,
Un poema en el que guardo mis palabras para que se hagan canción en tu mente,
Un poema que es melodía cuando recuerdo el tono de tu voz,
Un poema que es inmensa soledad cuando siento que no estás....
Te regalo un rayo de luz encerrado en una gota de agua,
Para que se haga arco iris en tus ojos,
Te regalo mis noches para que te hagas ángel en mis sueños,
Te regalo mi mente para que pongas tu rostro en todos mis pensamientos...
Te regalo mi ser para que lo llenes de vida.
Te regalo mi melancolía para que la vuelvas alegría,
Te regalo mi locura para que le des un sentido,
Te regalo mi cordura para que la hagas pasión,
La pasión que se siente cuando tocó tus manos,
La pasión que es deseo de vivir, que es deseo de ser y de estar cuando estoy junto a ti...
Ángel de luz, déjame abrazarme a tus alas para volar más allá del infinito,
Permíteme ser el rayo de sol que se ciñe a tu rostro,
Permíteme ser la sombra que se posa a tus pies...
(....)
Freddy Emerson Jiménez
Resaca
Cuando ya la resaca deje mi alma en la playa,
y del arco agobiado de mi espalda se vaya
el ala cercenada, cual vela desafiante,
en cicatriz y estela prolongará el instante.
Quedarán vigilando, símbolo intrascendente,
dos pobres ojos pródigos y una mendiga frente.
¡Catacumba de agua, amor! ¡No me conoces!
Ni nadie nos conoce. Sólo hay fugaces roces,
desencuentros, en la prieta mudez de encrucijadas.
Expían su demora presencias nunca halladas.
No son cruz ya los brazos ni altar para holocausto
de salvajes ternuras. Con su claror exhausto,
un sol desalentado ahonda los abismos.
Somos polvo y lucero, todo en nosotros mismos.
Para esta elemental ceniza taciturna
sea la inmensa lágrima del Mar celeste urna.