érase una vez... el hombre - Parchis
Estoy sorprendida, tengo que ser un eslabón perdido de la evolución humana, en estas épocas en que las teorías de la evolución están sufriendo tanto debate, de unos y de los otros, resulta que no venimos del mono, nooooooooooooo, venimos de los tiburones y ahora explicare el motivo científico de este razonamiento, me esta saliendo una muela del juicio, hasta aquí todo normal ¿no?, claro... lo que no he dicho es que ya me las habian quitado, una tiene lapsus de memoria, vamos que no se acuerda de nada, pero de esto sí, se que es cierto pues al reírme se me soltaron los puntos.
Claro que pensando que una era de la campiña seca, este amor por el agua..., tendría una razón, si era de las que se bañaba en el Atlántico o en el Cantábrico en diciembre, de pequeña me subía a una tapia para ver el mar (por si alguno no lo sabe, las montañas cuando están lejos se ven azules-algunas veces- y estas eran planas, vamos la meseta).
Con tanto rollo, se me olvido decir que a los tiburones les salen dientes para remplazar a los que pierden, que a un hermano de mi abuelo, que en paz descanse, después de llevar años y años con dentadura postiza le salieron las muelas del juicio, y mi señora madre esta en proceso de nacimiento de picos, claro que a esta no le llega el juicio ni comprándolo, se quedo en la mas tierna infancia, aunque este jubilada.
Lo dicho... que venimos de los tiburones