
Ahora que tengo a la familia en casa, aclaremos, en su casa, esas cosas que tiene la vida... sigues considerándola tuya.
Me gusta sentir ese cariño de independencia que se respira entre el caos de las cuatro paredes, me gusta sentir su respaldo, ese que me hace mas libre, siempre la he definido como una pensión donde convivían cuatro personas, a cual mas distinta, que lo único que los unía era algo así como... ¿cariño?.
No se si por las circunstancias de este momento, la verdad, es que nunca he sido indiferente, cosa que se encargaron mis padres desde pequeña, al sufrimiento ajeno y a la dignidad del ser humano.
Me duele ver a las personas mayores, que las hay de todo tipo, recogiendo los desperdicios de la fruta, en concreto estoy pensando en la señora de ayer en la frutería, que belleza, me recordó la imagen de la replicante y me hizo preguntarme hacia donde va el ser humano, que ya no se... si es ser, o es humano.
Esa dignidad..., una mirada limpia y el valor de una sonrisa, no es compasión ... es amor, y el amor no entiende de situaciones, mas bien las potencia, ese sentimiento que te hace mas fuerte y sobre todo no indiferente.
No tengo esperanzas, prefiero tener ilusiones.