Nos entendemos bien. Yo lo dejo ir a su antojo, y él me lleva siempre adonde quiero.
Sabe Platero que, al llegar al pino de la Corona, me gusta acercarme a su tronco y acariciárselo, y mirar el cielo al través de su enorme y clara copa; sabe que me deleita la veredilla que va, entre céspedes, a la Fuente vieja; que es para mí una fiesta ver el río desde la colina de los pinos, evocadora, con su bosquecillo alto, de parajes clásicos. Como me adormile, seguro, sobre él, mi despertar se abre siempre a uno de tales amables espectáculos.
Yo trato a Platero cual si fuese un niño. Si el camino se torna fragoso y le pesa un poco, me bajo para aliviarlo. Lo beso, lo engaño, lo hago rabiar... él comprende bien que lo quiero, y no me guarda rencor. Es tan igual a mí, tan diferente a los demás, que he llegado a creer que sueña mis propios sueños.
Platero se me ha rendido como una adolescente apasionada.
De nada protesta. Sé que soy su felicidad. Hasta huye de los burros y de los hombres...
4 comentarios:
buena foto...creía divisar una montaña...pero son solo nubes...
Un besito!!!!Y a seguir así!
si es que parece que ya me voy enterando que es navidad...me entro morriña.
en estos dias de amor y paz jajaja..... sabes que como el resto del año, de los años, de la vida,,, te aprecio. Descansa y pasalo bien.
tu si que eres un sol, de verano, otoño, invierno y primavera. A pintaaaaaaaaaaaaaar
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